jueves, 11 de noviembre de 2010

Capitulo 4

            -Sí, ¿te conozco?
            -Soy Gabriel- así que él era al que habían mandado para cuidarme.
            -¿Debería sonarme tu nombre?
            -Creo que sí.
            -¿Crees? ¿Cómo que crees?
            -Que no estoy seguro, ya que si te dijo algo tu abuelo sí, si no, no.
            -Mi abuelo no me dijo quién, me dijo solo que iba a mandar a alguien.
            Toco el timbre y nos sentamos. Él en una mesa a mi lado ya que me sentaba sola. “¡maldita sea!” pensé para mí. Ahora tocaba plástica y no me había acordado de las puñeteras pinturas.  Suspire. Entra la maestra y se fija en mi compañero.
            -Quién eres y que haces en esta aula- le pregunta a Gabriel.
            -Me llamo Gabriel y soy un alumno nuevo.
            La maestra lo observa muy desconfiada pero le pide sus datos. Gabriel se gira para mirarme y me ve tensa.
            -¿Qué ocurre?- me pregunto
            -Las temperas, se me olvidaron.
            -Tu abuelo me lo dijo y me dio unos pocos botes. Ya no te preocupes.
            Suspire aliviada y nos dirigimos al aula de manualidad que estaba al lado de nuestra clase. Entramos, nos sentamos y Lena, la maestra, empezó a explicarnos. Termino de explicar y empezamos a trabajar. La clase se pasó volando. Lilia antes de terminar de recoger ya estaba a mi lado con su mirada de “de que conoces a ese tío”
            -Gabriel ve para clase que ya voy yo.
            -De acuerdo- me responde y se va.
            -¿de qué lo conoces?- me pregunto en cuanto desapareció por la puerta.
            -Mmmm…- no sabía que responderle así que le mentí- es un amigo que conocí hace un par de años en la playa de Málaga.
            Fuimos a nuestra clase. Tocaba mates. Fantástico. Otra hora aburrida, tuve suerte, con Gabriel a mi lado no se me tan larga.  Después de mates, lengua. A la media empezamos a mandarnos notas contando nuestra vida, bueno, más bien contándole yo la mía. La suya según él, era demasiado larga y tendría que escribir un libro entero. Tocó el recreo.
            Solo faltaban tres horas y a casita a descansar. Durante el recreo, Gabriel, me siguió hasta donde estaba Lilia con su novio y con los amigos de su novio.
            -Regina- me llamo Gabriel.
            -Dime- dije girándome.
            -¿de verdad pretendes juntaste con ellos?
            - Al contrario que tú, yo he nacido en la tierra, me he criado en la tierra.
            Me miró, me cogió de la mano y me llevo a un lugar donde nos podían ver pero no oír.
            -Que sabes de mí – me pregunto.
            -poco tirando a nada ¿por?
            -que me dirías si te propusiera contarte mi historia.
            -Te diría que me encantaría escucharla.
            - de acuerdo. Te la cuento esta tarde cuando lleguemos.
            -Vale y ahora…. ¿me dejaras hablar con Lilia?
            -Sí te dejare. Pero iré contigo.
            -Espero que sepas luchar- dije por lo bajini.
            Fui hacia Lilia que estaba hablando con Jorge y sus amigos y al verme abre sus brazos invitándome a abrazarla. Yo empecé a correr para echarme en sus brazos y poder abrazarla. Dios… como echaba eso de menos. Mire a Gabriel y se notaba que no aprobaba mi comportamiento, pero me daba igual lo que pensara. Quería demasiado a Lilia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario